RESPUESTA DE MARÍN KOHAN

Estimado José Luis: antes
que nada agradezco su lectura de mi trabajo, que me brinda la posibilidad de
intercambiar pareceres lejos de las agresiones y los desplantes que
lamentablemente afligieron el Congreso de Literatura en Comodoro Rivadavia.
El primer punto que quiero
comentar es el de la cuestión del mercado. Es cierto que hay una dimensión de
mercado en la publicación del libro de Reatto y en su circulación consecuente,
pero creo que el mercado no agota la cuestión. Quiero decir, podemos ir más allá
del mercado si nos parece que en ese texto hay algo que nos desafía a pensar,
sobre todo si se trata de pensar algo que nos perturba y nos incomoda. Yo creo
que en efecto lo hay. Y por ende escribí mi texto buscando abrir una discusión
no solamente en ámbitos académicos, sino en todos los que me resultaron
propicios para intentar otro acercamiento a la cuestión de la dictadura militar
y la sociedad argentina.
Creo que las diferencias
entre nuestras lecturas responden en buena parte a nuestros diferentes paradigmas.
Esos paradigmas no son inconciliables; basta pensar en León Rozitchner para
verificarlo. Pero en este caso marcan diferencias sensibles. Básicamente yo
diría que me aparto de cierta formulación de la noción de realidad o de la
noción de ley que, poniéndolas con mayúsculas, las vuelve un tanto absolutas y
al mismo tiempo un tanto abstractas. Planteo mi lectura en términos de una
realidad social concreta y de un orden legal concreto, y desde ahí recupero el
proyecto político de modificar radicalmente esa realidad social y transformar
radicalmente ese orden legal existente. Esto cambia el criterio con que se
piensa el Estado; para decirlo de la manera más clásica, el Estado es
instrumento de una determinada dominación social. La violencia que se alza contra
eso adquiere un sentido específico (usted menciona el caso de las huelgas como
ejemplo de luchas al interior de determinado orden; me remito a la Crítica de
la violencia de Walter Benjamin para distinguir una violencia que transcurre al
interior de un orden legal y una determinada realidad social, y otra que busca
en cambio atentar contra ese orden legal y cambiar esa realidad social).
Por último, la idea de que
la teoría de los dos demonios ronda mi enfoque. La teoría de los dos demonios
supone una doble condena. Mi condena de la dictadura militar es explícita, tan
obvia que no hace falta ni siquiera detenerse en ese punto. Le planteo esta
pregunta: ¿en qué parte de mi texto ve usted, en que renglón, en qué palabra,
una segunda condena, la condena de la otra parte?
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