¿CÓMO SE LLAMABA EL QUE TOCABA EL BANDONEÓN?
El sábado 8 de diciembre de este año se presentaron en el teatro de la
Escuela de Arte (la voy a llamar al viejo modo) dos grupos musicales unidos por
su pianista, Itatí Toledo, se trataba de Trama y Urdimbre, grupo que integra
junto a Celina Vaca en voz y percusión. Los acompaña en
Danza Anita Toledo, la delicada hermana de Itatí. El otro grupo aparece ante
los ojos del público como reciente, pero según explicaron fue un proyecto que
quedó trunco hace unos años. Se trata de Dale Que Vamos, y está integrado por Daniel
Garcés en guitarra y Rodrigo Almonacid en Bandoneón y percusión. A ellos se les
sumó un flautista recientemente llegado a Comodoro, llamado Alejandro Ponte.
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Boceto de la instalación "DESARRAIGO" |
Ahora lo se, se llama Rodrigo
Almonacid y lo vi tocar junto a otros músicos a quienes no conocía. No habría
nada de sorprendente si no fuera porque estos músicos, al menos dos de ellos,
eran de Comodoro Rivadavia. El que mencioné y el guitarrista que se llama
Daniel Garcés. El flautista se llama Alejandro Ponte y está en Comodoro
Rivadavia desde Febrero. Arrancaron con un tango que sonó impecable, incluso
diría profesional, lo cual me hizo hasta ponerme en guardia, porque no me
gustan los músicos que tocan de oficio. Pero aquí había oficio y además
sonrisas cómplices que evidenciaban la satisfacción de lo que suena bien y está
bien hecho.
Entiendo que el bandoneón es un
instrumento difícil y alcanzar la solvencia necesaria lleva tiempo. Entiendo
que la digitación no es fácil, que no hay profesores ni instrumentos
suficientes y que, para un joven, suele llevar tiempo alcanzar al pericia
necesaria. Bueno, pero ahí estaba, ahí, arriba del escenario, en un muchachón
con cara de serio que daba signos de estar divirtiéndose mucho. Un sonido
potente, seguro, y que, cuando le llegó el solo ¡la digitación fue impecable
otra vez! No hace mucho que había tenido ocasión de ver a uno de esos grupos que
recrean el tango en clave tecno y el bandoneón fue un fiasco. Si no hubiera
sido por las máquinas que procesaban su sonido - y que no necesitaban de él mas
que unos pocos acordes - no hubiera pasado la prueba. Bueno, este chico,
Rodrigo Almonacid, lo hacía naturalmente, como si lo hubiera hecho siempre,
como si fuera parte de su naturaleza. Y tal vez lo fuera ya que, cuando le
llegó el turno a las chacareras, la sensación de que ahí había raíz, fue mayor.
Deben ser suposiciones mías, no se de ellos mas que lo que contaron en el
escenario, pero daban la impresión de que estaban en lo suyo cuando tocaban
chacareras.
Detalle de la instalación "Desarraigo" |
Estos músicos han estado entre
nosotros; sus familias viven en nuestra ciudad aunque no sepa que recibieron de
ella. Tal vez estuvieron deseosos de irse como tantos, a buscar escenarios que
los merezcan. Las abundantes referencias a los viajes, el eje conceptual del
espectáculo que presentaron, el repertorio de músicos migrantes, todo ello
abona mi suposición. Pero lo concreto es que anoche estuvieron en la Escuela de
Arte, y si bien, no dijeron otra cosa que las ganas que tenían de trabajar, me
dieron muchas ganas de pedirles que se quedaran mas tiempo con nosotros. Me
dieron ganas de decirles que cada vez que se va uno de ellos, nos sentimos mas
solos. Y le vi la cara de alegría de Iratí, la vi suelta, despreocupada de
cantar bien, y claro es ahí cuando se canta bien. Y la oí sacar de si esa
musicalidad “natural” que tiene en cuanto se mueve un poco. La misma que le oía
cuando ensayaba en el piando desvencijado del CEPTUR.
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Detalle de la instalación "RAIGAMBRE" | Añadir leyenda |
Es todo un asunto este de los que se
van y los que se quedan, y no hay remedio, ni de un lado ni del otro. ¿Cómo
pedirles que se queden cuando no tenemos mucho para ofrecerles? ¿Cuántas
actuaciones podemos asegurarles como para que se interesen? ¿Cuántas
oportunidades de formación? Por otra parte sabemos que la música se nutre de
las nuevas experiencias, de la ruptura, de la búsqueda de nuevos horizontes; ¿O
preferimos un músico resentido quejándose por que no elegimos la famosa
identidad? Yo no, aunque me duela cada uno que se va por ahí a probar fortuna.
Ahora si, cuando vuelve y trae consigo ese mundo, ahí encuentro un reparo,
incluso un resarcimiento, y lo digo con prudencia para no excitar ese
sentimiento resentido de que no se defiende suficientemente “lo nuestro”. Lo
nuestro también es esto, también son estos que se van y vuelven: llevan
chacareras y traen choros, se quedan un tiempo hasta que les crece esa
incomodidad, ese malestar tan nuestro, hecho de nostalgia, desarraigo, hambre
de horizonte, ganas de viajar, abandono, tristeza y ambición. Ese sentimiento también
es nuestro, y tanto que hay que lidiar con él toda la vida, nos quedemos no nos
vayamos a buscar el paraíso a cualquier otro lado. La tierra para nosotros
también es viaje.
"DESARRAIGO" Instalación compuesta por un marco de madera con forma de torso, que funciona como una zaranda de albañil, en su supuesta operación cae la tierra y quedan en el cedazo unos barquitos de chapa. La obra fue adquirida por la Provincia de Chubut.
"RAIGAMBRE" Es una instalación hecha de raices migrantes (¡sí, un oximoron!) en cuyo trayecto "crecen" unas casas - barco, muy particulares. (expuesta en el Rincón del Arte, Rio Gallegos, 2004)
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