EL CRISANTEMO DE MONDRIAN
EL CRISANTEMO DE MONDRIAN
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Piet Mondrian Chrysanthemum, 1908 |
Artículo redactado luego de la charla ofrecida el 10 de agosto en Rio Gallegos, en el marco de la la muestra "LOCAL", en el Museo Minnicelli.
En 1908 Piet Mondrian dibujó un
primoroso crisantemo; siete años más ese crisantemo estalló y sus pétalos volaron
convertidos en las formas, cada vez más puras, que conocimos como arte moderno.
¿A que fuerzas respondió ese movimiento que destruyó la apariencia de las cosas
reduciéndola a las formas que la constituían? A pesar de todo lo que hemos
discutido a lo largo del siglo XX no sabemos mucho sobre ello, probablemente la
apariencia “natural” de las cosas dejó de ser suficiente y despertó el ansia por ver lo que había detrás.
Lo concreto es que la apariencia de las cosas se destruyó y si bien se ha
vuelto a recomponer, ya nada será como antes. Esa recomposición se hace ahora
guiados por expertos en diseño quienes tienen un horizonte muy diferente al de
Mondrian: no buscan ninguna verdad en el interior del crisantemo, solo gozar de
la forma. Cuentan para ello con el saber elaborado a lo largo del siglo XX en
las fábricas semióticas, donde se sirvieron de aquel amor de Mondrian por la
“verdadera” estructura del crisantemo y sus leyes.
Digo que esto ocurre en los pueblos,
porque de ese modo me alivio de tener que referirme a una entidad tan
controversial como la sociedad. Los pueblos, y mejor aún: los pueblos del
interior, se encuentran en todos lados, incluso en las grandes ciudades.
Pero en las ciudades chicas de por
acá es posible encontrar a todos esos grupos conviviendo malamente, y peleando
para que su concepción del crisantemo sea declarada la única, la verdadera
forma del arte.
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Ocean 5 - 1915 Charcoal and gouache on paper 87.6 x 120.3 cm |
Últimamente, estos defensores de la
tradición han recibido el auxilio de un grupo incorporado recientemente a la escena
cultural. Digamos, un par de décadas; casi al mismo tiempo en que el mercado se
volcó masivamente a vender apariencias* fabricadas en los estudios de diseño y
los laboratorios de opinión pública. Me refiero a los habitúes de los
innumerables talleres de pintura, cerámica y otras técnicas, aparecidos en el
horizonte de la cultura por esa fecha. Son tantos que la misma noción de
democracia se conmueve. ¿Exagero? Si, aunque un taller cualquiera de pintura
decorativa sobre tela, puede reunir unas treinta o cuarenta personas. Y si se
juntaran varios de estos talleres en un fin de semana para hacer una
exposición, constituirían un evento que ningún secretario de cultura, o
responsable de una fundación, podría ignorar. La rivalidad entre estos talleres
ha impedido que esto ocurra. Si alguien les dijera que sus obras empobrecen el
arte por recurrir a los estereotipos mas obvios, ellos se encogerían de hombros
diciendo que solo hacen lo que les gusta. Incluso podrían volver el rostro y
señalar a unos cientos de sus seguidores asintiendo con sus cabezas. Y si en la
discusión, alguien les dijera que eso no es arte, ellos responderían con un
argumento conocido: ¿y usted quién es para decir lo que es arte y lo que no? Quedando
en una posición similar a la de Duchamp cuando presentó su célebre urinario al
jurado de los Independientes.
En la escena local no es un problema
menor. En las escasas salas disponibles se ven caballetes como en el siglo XIX,
con colecciones completas de todos los estereotipos del siglo: cisnes enlazando
sus cuellos, cascadas que titilan, tigres fieros de bengala y caballos de larga
cabellera, valga la redundancia. Se invoca a la democracia y la igualdad de
oportunidades. Y tienen razón. Y además, como suele tratarse de ciudadanos
influyentes (hay que decir que se trata mas bien de ciudadanas, y dejo a los
investigadores del género la preferencia) es difícil rehusar una invitación a
exponer, y más cuando se hace en nombre de alguna causa solidaria. He oído testimonios
de vividos sentimientos al copiar fotos de la Nacional Geografic. Quiero que se
me entienda: no estoy haciendo una ironía. Los de la patrulla vanguardista se
deben estar riendo, incluso creyendo que alguien les está haciendo justicia. Y
los fieles del diseño barcelonés también. Tal vez crean que esto lo escribe
alguien que sabe de verdad lo que es el arte. No, no estoy haciendo una ironía,
solo presento los hechos que ilustran esta verdadera batalla por el
reconocimiento. Que en una situación similar se encuentran quienes recurren a los
estereotipos modernistas y se quejan de que su obra no es reconocida por los del
bando contemporáneo.
Porque ese es el asunto: todos se quejan.
Los contemporáneos de que ellos, “que son los verdaderos artistas”, deben
tolerar que se los junte con los modernos, en donde hay de todo, hasta
cubistas. Los modernos (pintores por lo general) se quejan de que los
contemporáneos son siempre los mismos y se quedan con lo poco que llega, y
encima con malas artes, como presentar porfolios y archivos digitales evaluados
por curadores y críticos que eligen solo a los contemporáneos. Y finalmente los
pintores decorativos que también se quejan de que no los llaman ¡a ellos que
son los que mas llegan al público!
Así está la cosa en el pueblo. Creo
que este barullo se ha armado porque nadie sabe que hacer con el arte. Con las
artes visuales mas bien. Los músicos se las arreglan bastante bien, los poetas
se leen entre sí, y el teatro conserva buena parte de su potencia intacta. El
asunto es con la imagen. Ya no hace falta que un artista la produzca. La imagen
la producen hoy los laboratorios de diseño asociados a los medios de
comunicación, y sus fines, y sus códigos, son muy distintos al arte. Por lo
pronto no se espera ninguna eternidad, más bien impacto y ganas de ver otra más
y otra, y otra. Hay una imagen cerca del obelisco, en Buenos Aires, que ocupa
todo el ancho del edificio que lo enfrenta. ¿Qué obra puede competir en
impacto, incluso en calidad, con una imagen de esa dimensión? Pero ya me voy a
referir en otro articulo a la proliferación imaginaria y sus efectos. Por lo
pronto el arte - como lo conocimos - no es más necesario. Siempre alardeó de
ser inútil, ahora es de verdad. Si dejaran de hacerse cuadros no habría mucha
gente que los extrañara. Imaginen que dejaran de hacerse fotos de modelos o de
famosos.
Qué vamos a hacer con esa máquina
vieja, que aún funciona. Ese es el asunto. Por eso estas líneas.
*Mientras escribía estas líneas leí en una revista banal, un artículo
que hablaba de neuromarketing, al parecer estos tipos son capaces de registrar
a que lado del espacio le prestamos más atención, para poner luego las
mercaderías mas caras ahí. Otros estudian cuidadosamente cuantos sonidos por
milisegundo son necesarios para neutralizar la defensa a consumir. Y van más
lejos: hacer que de una pantalla emane olor a cerveza y otros olores, mas
íntimos digamos, para que alguien experimente sensaciones voluptuosas frente a
un vino espumante, por ejemplo.
Me voy a comentar yo, que se le v'hacer. La afirmación de que la imágen la producen los laboratorios de diseño y los medios, debería aclarar que se trata dela imágene hegemónica, es decir la que se propone como universal, esa que regula el gusto, que no es poca cosa. Por ejemplo, el gusto o disgusto que despiertan las "figuras" de políticos, periodistas, modelos, científicos y hasta artistas!
ResponderEliminar"la batalla por el reconocimiento" y el gusto o disgusto por las "figuras", dos pétalos que veo en mares cercanos, pero la suma de pétalos no da una flor, entonces me quedo pensando en algunas escenas locales y sobre todo en el modo en que se pueden reunir en una misma puerta los cartelitos que dicen "la casa se reserva el derecho de admisión", "hoy no se fía, mañana sí" y "en esta casa no aceptamos otro estereotipo".Bueno, es madrugada, la diplopia acecha y me quedé pensando en la palabra "figuras".
ResponderEliminarHola Tani, No se si te entendí, pero creo que en este asunto no hay "La Casa" la casa única del arte, hay distinciones si, y gustos(a mi por ejemplo no me gustan los estererotipos, y menos si vienen con reclamo de reconocimeiento) pero creo que la unidad de la casa se perdió hace mucho. Para orientarse me parece que sigue siendo bueno el tener a la vista desde donde se busca y donde
ResponderEliminarse encuentra.