LA CASA DEL ARTISTA | Muestra en el Complejo Cultural Santa Cruz
COME DERECHO
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA
La obra surgió de la invitación de un centro de promoción, llamado Punto de Encuentro, a participar en el día de los derechos del niño.
Se me ocurrió entonces una idea que al principio no entendí bien. Trabajar sobre la más elemental de las necesidades y su conversión en una norma: el derecho a comer. Jugué entonces con el equivoco que se produce entre la frase: Come Derecho, que recuerda un reproche materno, pero que solo puede surgir cuando la necesidad está asegurada, y la frase escueta que pretende establecerla: Derecho a Comer.
Fabriqué unos moldes de hojalata con las letras de ambas frases. Y con ellos cortamos unas galletas elementales de aceite y harina que fueron horneadas en una tarde amena y gozosa. Paralelamente imprimí, en unas bolsas de papel, una leyenda que enfatizaba la contradicción que implica escribir un derecho que ya está escrito en el cuerpo como necesidad.
En cada bolsa se envasaron las letras que formaban ambas frases y los adolescentes y niños que participaron las entregaron a las autoridades del Poder Ejecutivo y del Concejo Deliberante.
Otro grupo de paquetes fue abandonado en las góndolas de galletitas de un supermercado.
Se exhiben las fotografías que testimonian la experiencia y las letras de chapa que escribieron en la masa.
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA
La obra surgió de la invitación de un centro de promoción, llamado Punto de Encuentro, a participar en el día de los derechos del niño.
Se me ocurrió entonces una idea que al principio no entendí bien. Trabajar sobre la más elemental de las necesidades y su conversión en una norma: el derecho a comer. Jugué entonces con el equivoco que se produce entre la frase: Come Derecho, que recuerda un reproche materno, pero que solo puede surgir cuando la necesidad está asegurada, y la frase escueta que pretende establecerla: Derecho a Comer.
Fabriqué unos moldes de hojalata con las letras de ambas frases. Y con ellos cortamos unas galletas elementales de aceite y harina que fueron horneadas en una tarde amena y gozosa. Paralelamente imprimí, en unas bolsas de papel, una leyenda que enfatizaba la contradicción que implica escribir un derecho que ya está escrito en el cuerpo como necesidad.
En cada bolsa se envasaron las letras que formaban ambas frases y los adolescentes y niños que participaron las entregaron a las autoridades del Poder Ejecutivo y del Concejo Deliberante.
Otro grupo de paquetes fue abandonado en las góndolas de galletitas de un supermercado.
Se exhiben las fotografías que testimonian la experiencia y las letras de chapa que escribieron en la masa.
A veces uno se despierta del sueño forzado en que vivimos y se pregunta:
¿Cómo es que esto nos pareció natural?
Y entonces, una especie de claridad simple se nos impone.
Me sucedió una vez, que un grupo me invitó a acompañarlos
en un día de esos declarados “de algo”.
Este era el de los derechos del niño.
Había reflexiones y recuerdos.
Y se suponía que el arte allí tendría su parte.
Asistí claro. Eran tiempos que la crisis se ensañaba.
Se recordó la lista de derechos, extraña.
Oírla siempre me produce perplejidad.
Pero esta vez reparé en algo: ¿No está el hambre escrita en el cuerpo?
Con letra viva, se entiende, de esa que no deja que olvidemos.
Y sin embargo hay un derecho que la nombra.
Un derecho del que debemos apropiarnos, por eso el día.
Un derecho a la alimentación - sana - para más datos.
Me pareció tan ajena la letra del derecho a la del cuerpo.
Con su tiempo anual
y un día de recuerdo.
Me acordé de una madre gritando:
¡COMÉ DERECHO!
Y entonces, una especie de claridad simple se nos impone.
Me sucedió una vez, que un grupo me invitó a acompañarlos
en un día de esos declarados “de algo”.
Este era el de los derechos del niño.
Había reflexiones y recuerdos.
Y se suponía que el arte allí tendría su parte.
Asistí claro. Eran tiempos que la crisis se ensañaba.
Se recordó la lista de derechos, extraña.
Oírla siempre me produce perplejidad.
Pero esta vez reparé en algo: ¿No está el hambre escrita en el cuerpo?
Con letra viva, se entiende, de esa que no deja que olvidemos.
Y sin embargo hay un derecho que la nombra.
Un derecho del que debemos apropiarnos, por eso el día.
Un derecho a la alimentación - sana - para más datos.
Me pareció tan ajena la letra del derecho a la del cuerpo.
Con su tiempo anual
y un día de recuerdo.
Me acordé de una madre gritando:
¡COMÉ DERECHO!
Más fotos de esta muestra:
Fotos de Sonia Cortez - LA CASA DEL ARTISTA Facebook
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